La elasticidad de la nube es una de las facetas del cloud computing. Se refiere a la capacidad de las organizaciones para incrementar o disminuir sus recursos en la nube en función de sus necesidades, sin que ello provoque ninguna interrupción en sus servicios en la nube. Las cargas de trabajo cambian, y las necesidades de los clientes fluctúan, pero usted se podrá adaptar rápidamente añadiendo o eliminando recursos de procesamiento, almacenamiento o memoria en un instante.
Este incremento o reducción de recursos puede ser manual (un profesional de TI sabe que se avecina un pico en el negocio y entra en el sistema para añadirlos) o automático (el sistema reacciona de forma autónoma al cambio inmediato de las necesidades de la compañía). Los proveedores de servicios en la nube suelen ofrecerles a las empresas la elasticidad automática, para que la usen para infraestructura como servicio (IaaS), plataforma como servicio (PaaS) o software como servicio (SaaS).
En la nube existen dos tipos principales de elasticidad. La elasticidad de escalado horizontal implica añadir o retirar instancias de la nube para adaptarse al cambio de las condiciones. La elasticidad de escalado vertical implica añadir o retirar recursos de las instancias existentes.
Gracias a la elasticidad de la nube, las organizaciones pueden satisfacer la rápida fluctuación en la demanda sin tener que comprar o gestionar equipos on-premise. Así, pueden sencillamente "expandir la nube" cuando crezca el negocio y manejar cargas de trabajo adicionales en la nube mientras sea preciso.
Si bien los departamentos de TI pueden iniciar manualmente la expansión a la nube, por razones como anticipar un previsible pico de negocio o tras una alerta de que los recursos se están agotando, la elasticidad automática de la nube está diseñada para ser completamente invisible para el usuario final. Este proceso implica:
Supervisión automatizada de las aplicaciones: el rendimiento y uso de las aplicaciones se supervisan automáticamente en la nube, de manera que el sistema controla cuándo se están agotando, por ejemplo, la capacidad de la CPU o la memoria.
Indicadores predefinidos: según los límites establecidos por el departamento de TI o el proveedor de servicios en la nube, el sistema de supervisión de aplicaciones alertará a la plataforma para que aumente o reduzca los recursos en la nube cuando se alcancen dichos límites.
Recursos agrupados: el proveedor de servicios en la nube dispone de un grupo de recursos compartidos de procesamiento, almacenamiento y redes a los que, si es necesario, se puede acceder en un par de minutos (o menos). La cantidad adecuada de recursos se aprovisiona automáticamente y se pone a disposición de la empresa bajo demanda.
Desasignación automática: cuando el pico de actividad ha pasado y los recursos adicionales ya no son necesarios, el sistema los desasigna de manera automática. De este modo, se reducen los costes, ya que la empresa solo paga por lo que ha utilizado.
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Ya que ambas implican añadir o retirar recursos para adaptarse a las necesidades de procesamiento, elasticidad y escalabilidad en la nube a veces se consideran lo mismo. Pero existen diferencias sutiles:
La escalabilidad en la nube suele ser algo deliberado, consecuencia de una planificación de la capacidad que tuvo en cuenta en su día un crecimiento futuro. Cuando se escalan los recursos de procesamiento, almacenamiento o memoria, estos se conservan incluso aunque no se empleen. Podrá entonces reducir y retirar recursos, pero, de nuevo, será resultado de una planificación deliberada. La escalabilidad se centra más en la estabilidad a largo plazo.
La elasticidad de la nube se centra en mantener unos recursos de partida, con la posibilidad de añadir rápidamente recursos adicionales si fuera necesario. Cuando estos recursos adicionales ya no sean necesarios, se desasignarán, y se restablecerá la cantidad de partida. La elasticidad se centra en las fluctuaciones impredecibles o a corto plazo de la demanda.
Ahorro en costes: gracias a la elasticidad de la nube, solo se paga por los recursos que se utilizan. Además, al usar recursos en la nube se ahorra, ya que desaparece la necesidad de comprar o gestionar equipos on-premise. La elasticidad también elimina el exceso de aprovisionamiento, lo que puede ayudar a reducir los costos.
Mayor flexibilidad: podrá adaptarse rápidamente a los cambios de tendencia en el mercado o cuando el negocio experimente un pico. No se vuelva a preocupar por un aprovisionamiento insuficiente o por no estar suficientemente preparados si la demanda se dispara.
Mayor disponibilidad y resiliencia: con recursos elásticos en la nube siempre es posible disponer de procesamiento, almacenamiento y memoria. Y, debido a que es tan fácil y rápido poner en marcha nuevos recursos, aumenta su resiliencia y evita tiempos de inactividad gracias a la replicación automática cuando fallan las máquinas virtuales.
Ventaja competitiva: gracias a su capacidad para mantenerse flexible, adaptarse sobre la marcha a las demandas de los clientes y del mercado y acelerar el tiempo de comercialización, podrá obtener una importante ventaja competitiva.
Mayor complejidad en la gestión de los datos: el traslado de datos y aplicaciones a donde se desee (y donde funcionen mejor) puede resultar un poco más complejo con la expansión a la nube. Es posible que su departamento de TI carezca de la experiencia y habilidades precisas para administrar tanta variedad de entornos.
Integración con la infraestructura existente: puede resultar difícil integrar los sistemas tradicionales con recursos elásticos en la nube.
Impacto en la seguridad: la adición o retirada de recursos de la nube puede afectar a las configuraciones y flujos de trabajo de seguridad existentes. La elasticidad también puede suponer un impacto en el cumplimiento de las directrices de privacidad y soberanía de datos.
La elasticidad de la nube, con su capacidad para la expansión, puede llevar a que su infraestructura sea un poco más compleja, pero también puede suponer una notable mejoría en la capacidad de su empresa para satisfacer las demandas de sus clientes.
Para aprovechar al máximo la elasticidad de la nube, muchas compañías optan por emplear diferentes entornos de nube para beneficiarse de una mayor velocidad de escalado. También están adoptando cada vez en mayor medida un enfoque híbrido, que combina los entornos on-premise con los recursos en la nube y en el edge. Esto les proporciona una flexibilidad máxima tanto para la asignación de las cargas de trabajo como para que la expansión de la nube pueda adaptarse a las fluctuaciones de la demanda.
Un modelo de multicloud híbrida es intrínsecamente más complejo que un simple centro de datos on-premise, pero hoy en día se pueden encontrar muchísimas soluciones que lo convierten en algo intuitivo y eficiente. Las mejores suelen disponer de herramientas de orquestación centralizadas que permiten gestionar todos sus diferentes entornos como un único ecosistema unificado.